El jefe Sioux 𝘓𝘰𝘯𝘨 𝘞𝘰𝘭𝘧, un guerrero que luchó en la célebre batalla de 𝗟𝗶𝘁𝘁𝗹𝗲 𝗕𝗶𝗴 𝗛𝗼𝗿𝗻 en la que ganó al 𝘎𝘦𝘯𝘦𝘳𝘢𝘭 𝘊𝘶𝘴𝘵𝘦𝘳, murió en Londres.
No fue en esa batalla, sino años después.
Le mató a los 59 una neumonía que contrajo mientras participaba en un espectáculo de 𝘉𝘶𝘧𝘧𝘢𝘭𝘰 𝘉𝘪𝘭𝘭.
Prefirió escapar de los blancos en lugar de aceptar sus condiciones cuando perdieron sus tierras, y se unió a la gira 𝘊𝘰𝘥𝘺, representando batallas y mostrando sus destrezas con el lazo y los caballos.
Fue enterrado en el cementerio 𝘉𝘳𝘰𝘮𝘱𝘵𝘰𝘯, en una parcela que le compró el propio 𝘉𝘶𝘧𝘧𝘢𝘭𝘰 𝘉𝘪𝘭𝘭.
𝘌𝘭𝘪𝘴𝘢𝘣𝘦𝘵𝘩 𝘒𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵 era una ama de casa estudiosa de las culturas de los nativos americanos, y cuando supo que 𝘓𝘰𝘯𝘨 𝘞𝘰𝘭𝘧 no había sido enterrado en su tierra y con sus rituales, fue en busca de su tumba, y le prometió devolverle a su país.
Movió cielo y tierra para contactar con familiares del jefe indio.
Compró incluso páginas en periódicos de nativos americanos contando la historia.
Hasta que, 2 años después, justo en el 100 aniversario de la muerte de 𝘓𝘰𝘯𝘨 𝘞𝘰𝘭𝘧, recibió una llamada de 𝘗𝘭𝘶𝘮𝘢 𝘕𝘦𝘨𝘳𝘢, el bisnieto de 𝘓𝘰𝘣𝘰 𝘓𝘢𝘳𝘨𝘰.
Después de mil trabas legales y conseguir recaudar fondos, consiguieron exhumar el cuerpo y trasladarlo a Dakota del Sur, para que su alma descansase en el cementerio 𝘖𝘨𝘭𝘢𝘭𝘢 𝘓𝘢𝘬𝘰𝘵𝘢 𝘚𝘪𝘰𝘶𝘹.
Fue un héroe, y aun habiendo luchado y sufrido, murió joven, y tuvo que esperar 100 años para que lo rescatasen de ese lugar que no era el que debía estar.
Lo mismo ocurre con muchos negocios.
Luchan, sufren y mueren jóvenes…
No pueden permitirse el lujo de aguantar 100 años.
Si no quieres seguir donde crees que no deberías estar.
Si no eres de aquellas personas que esperan que les rescaten.
Si eres la 𝘌𝘭𝘪𝘴𝘢𝘣𝘦𝘵𝘩 𝘒𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵 de tu propia empresa…
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